sábado, 19 de mayo de 2012

Contando cuentos


Hace unos años leía en algún sitio que las personas tenemos estructura narratológica. Uno se queda mirando esa esdrújula tan extraña, la lee por delante, por detrás, descubre sus raíces, medita… y al final, entiende que no entiende mucho. Na-rra-to-ló-gi-ca, es decir, que la estructura personal (que ya es un concepto difícil) funciona según esquemas de narración. Ahí lo tienes…

Luego va pasando el tiempo, y lo que parecía tan complejo se vuelve más fácil; incluso encuentras  los ejemplos que hacen que la teoría se haga sencilla. Le oí decir a Saramago que uno no es ni su oficio (soy ingeniero), ni su parentesco (la mujer de, el marido de), ni siquiera su propio nombre. Uno es lo que trasciende a todo eso, lo que lo engloba, integra, unifica y presenta. Uno es su historia.

Luego también me enseñaron que Ortega defendía que la historia y la cultura es para los hombres y mujeres como la naturaleza para los animales. Y finalmente, en alguna misa, oí la lectura del Deuteronomio: “Mi padre era un arameo errante. Bajó de Egipto y se estableció en allí como extranjero con poca gente…. El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte…” 

En el fondo, todos dicen lo mismo: lo que verdaderamente nos importa en la vida, la pregunta fundamental de las existencias se contesta con lo que nos sucede. Narramos nuestra experiencia, nuestra historia, para explicar lo que somos, en lo que creemos o cómo vemos la realidad. El relato, la narración, el cuento, son las herramientas humanas más propias para explicar lo que somos, lo que nos sucede y dónde nos movemos, la realidad.

Por eso, las respuestas humanas a las preguntas últimas siempre se han respondido con cuentos. Cuando los griegos se sorprendían ante la realidad y necesitaban la explicación mítica, la narración de los dioses y de los tiempos primeros era la vía poética para entender lo que pasa. Bien es cierto que, al contrario de lo que mucha gente piensa, estos relatos eran metafóricos, una forma  concreta de explicitar lo abstracto; pero ellos no podían hacerlo de otro modo, y así, las respuestas ansiadas llegaban, de alguna manera, al entendimiento de las personas.

Hoy también contamos cuentos. Los antropólogos sociales, que de esto saben mucho, lo dicen con cierta continuidad: los europeos no somos diferentes a las tribus subsaharianas en lo que toca a creencias y a mitos, por mucho que nos empeñemos. ¿Dónde está escrito el valor supremo de la vida, a pesar del sufrimiento o del dolor? ¿Por qué no se nos ocurre cuestionar la competitividad como modo de obtener los mejores rendimientos? ¿Quién ha dicho que el único modo de triunfar es el mayor beneficio a menor coste/riesgo?
Ésos son algunos de los cuentos que nos cuentan para interpretar la realidad, para que no haya pensamiento disonante ni alternativa a lo establecido. Esta es la religión que se nos enseña cada día, al encender la tele, al leer los periódicos o al integrar los valores que nos transmite gran parte del cine actual.

Por eso debemos construir otros relatos, contar otros cuentos que legitimen y soporten otros mundos posibles. Debemos contar el cuento de la igualdad, de manera que se caiga el mito de que unas personas valen más que otras. Debemos contar el cuento de lo colectivo, de que lo de todos es mejor que lo mío para que lo mío sea mejor. Debemos contar el cuento de lo verdadero y lo bueno, más allá de lo que convenga a cada cual en cada momento. 

Yo conozco  cuentistas de la esperanza que hoy se sientan en las plazas, narradores de voz en off que trabajan en lo oscuro de las trastiendas políticas, poetas que observan en silencio lo que duele y garabatean versos de posibilidad. ¿Qué rima con Renta Básica, Banca Ética, Tecnología Apropiada, Educación Universal, Derechos Humanos?

Construir esos relatos será lo único que rompa las historias aprendidas. Y ésa será la Historia.

5 comentarios:

  1. Por un relato interesante y encima recitado por persona cualificada para el efecto, soy capaz de estar en vela hasta pasada la medianoche.

    Respecto a tu última pregunta, probemos: ¿El Evangelio…?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Miguel Ángel por el desvelo y el piropo. Pero el relato es interesante porque hay otros cuentistas que hacen que el mundo, por pequeño que sea, se cubra de alternativas bellas y viables. ¿Qué significa lo del Reino?

      Eliminar
    2. ¿Es otra pregunta? Si fuera a responderla tendría que recurrir a un relato. Pero no soy en realidad buen cuentacuentos y podría estropearlo. Mejor te pongo una canción: http://youtu.be/GJtq6OmD-_Y

      Eliminar
  2. "Tú eres todos los kilómetros que has recorrido,
    eres cada una de las personas que has conocido.
    Eres los atardeceres que has visto,
    todos los lugares en los que has amanecido.
    Cada sabor y cada olor, cada alto en el camino,
    eres cada huída y cada reencuentro.
    Todos los mares en los que te has bañado,
    todos los caminos que has tomado,
    cada cerro, cada valle, cada río...
    Tú eres lo que has visto y lo que has vivido."

    ResponderEliminar
  3. Uno es las historias de liberación en las que ha participado. Las cadenas que ha roto. Me viene a la memoria la historia del barco negrero La Amistad.

    ResponderEliminar