miércoles, 8 de agosto de 2012

Del circo al tapiz


 Las personas sabemos bien cómo expresar ideas complejas, llenas de matices ricos y sabrosos, con sencillas imágenes mentales que pronto quedan en nuestra retina sentimental, a la que acudimos con bastante frecuencia. Es el caso de los chistes, repetidos y conocidos, que nos siguen haciendo sonreír a través de los años, muchas veces más por la gracia del cuentista que por la ocurrencia en sí. Nos seduce ese contar cosas, ese reducir esencias humanas, situaciones, escenarios, razones o circunstancias conocidas al rápido “es como…”. Símiles o metáforas, nunca discriminé muy bien entre ambas figuras, que llena de bella comprensión los aconteceres diarios.

Yo tengo mi particular colección de verdades grabadas (a veces también gravadas por la experiencia) a la que recurro con mucha asiduidad, porque descubro que los motivos y los fundamentos de las cosas se repiten y se solapan, sedimentando un poso que más quisieran algunos para explicar sus realidades. Alguno de estos chascarrillos ya los he ido usando en esta bitácora, otros irán apareciendo poco a poco, seguro. 

Una de mis favoritas es la imagen del circo pobre, o circo malo. Me la enseñó una persona que tiene una especial facilidad para condensar estas verdades en figuras rápidas, sugerentes y atrevidas.. 

Cuando transitamos los espacios de compromiso entre los que me muevo (sociales, eclesiales, académicos) es curioso comprobar que las caras se repiten con mucha frecuencia.  Así, Sonia, que trabaja para la ONGD Entreculturas, es también miembro de la Junta Directiva de la Coordinadora Extremeña de ONGDs; coordina la Pastoral de Juventud de la diócesis de Mérida-Badajoz, junto con Alejandro. Éste es voluntario de ONGAWA y miembro del movimiento de Profesionales Cristianos, un espacio compartido con otros muchos. Por ejemplo, compartido con Jofe y con Inés, la pareja de la que hablé en otra entrada, militante ella en la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS) y él concejal en su pueblo, Los Santos de Maimona. Trabajan ambos en la Red Solidaria de Jóvenes “Subiendo el Sur”, una iniciativa asociada a la enseñanza secundaria. En ella coinciden más de quince profesores, por ejemplo Angelines. Ella también acompaña jóvenes en la parroquia, igual que Gema, la Delegada de Entreculturas en Badajoz, que iba en las listas del Partido por un Mundo más Justo en las últimas elecciones.  En esas listas íbamos bastantes amigos, entre ellos Agustín, un profe de la Universidad de Extremadura que trabaja con otros muchos, dinamizando la enseñanza ética en las carreras tradicionales, inventando nuevos modos de estar en medio del campus, apostando por la formación integral del alumno. Este grupo de profes lo integran más miembros de Profesionales Cristianos, por ejemplo Paco Zamora, que es voluntario de ONGAWA, como Alejandro y Pedro, que trabaja ahora para la ONGD y preside la Coordinadora, donde se encuentra con Sonia.

Las realidades se entremezclan, y es como cuando asistimos a las funciones de ese circo malo, porque el trapecista es a la vez el payaso; el mago puede ser el presentador, y el domador de fieras tiene una cara que nos resulta demasiado conocida… los mismos actores con distintos atuendos. Un circo pobre.

Sin embargo, últimamente le daba vueltas a ese escenario que explica el compromiso. Y me daba cuenta de que hay una metáfora mejor. Quizá más que circo seamos tapiz, un tapiz hermoso que apunta a un mundo mejor. Un tapiz bello, con la imagen bien definida de cómo queremos construir la utopía, colores y formas construyendo una realidad que ansiamos, que viene lenta, pero viene. Un tapiz sencillo y complejo a un tiempo, lleno de esperanzas y proyección de ilusiones.

Pero un tapiz, al fin, posible solo por el entramado de hilos en su envés. Una imagen que solo adquiere luz y forma cuando nos entretejemos, cuando nos definimos desde muchos sitios, cuando asumimos lo multidisciplinar y lo transversal. Los hilos se cruzan y se encuentran, pero para ver las conexiones hay que darle la vuelta al paño. De ahí que lo bello del haz se multiplica cuando contemplamos el envés. Y nos damos cuenta de que todos los vínculos son imprescindibles, todos los hilos deben ser tejidos.

Porque en un tapiz no valen los cabos sueltos, ni los amarres superficiales.  Quizá esa estructura fuerte y definida de dimensiones complementarias sea la ciudadanía que tantos andamos buscando.

 

2 comentarios:

  1. Es un placer formar parte de este "tapiz" o de este "circo" por qué no en el que intentamos hacer la vida más feliz a los que nos rodean.
    Seguimos con la tensión de hacer extensiva esta misión y tarea a otros porque seguro que con sus colores, texturas y matices hacen de esta obra algo más bello.

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  2. Yo me conformo con vender las entradas, después de ir anunciando por todas las partes del pueblo que "esta tarde podrán disfrutar del maravilloso espectáculo, el único del mundo, en el que conocerán a las mejores estrellas, que tienen el maravilloso currículum oculto, que nadie nunca se puedo imaginar..."

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